domingo, 21 de octubre de 2012

-¿Por qué estamos escuchando ésto, macho?

Resoplo.

Consejo de estudiante universitario número uno: nunca tengas en una de tus dos carreras tan solo dos amigos y que éstos no sean amigos, sino amigas. 

-Bosco no seas rancio -me dice Clara, levantando las manos y moviéndose de un lado hacia otro en el asiento trasero del coche. Está justo en el del medio, para no perderse nada-. ¡La mano arriba, cintura sola, da media vuelta, danza kuduroo...!

Consejo de estudiante universitario número dos: nunca tengas sólo dos amigas en una de tus carreras que carezcan de carné de conducir. 

-Va -Anne me pone sus gafas de sol. Son de Channel. Son de esas súper grandes de chicas que casi te ocupan toda la cara. Sí, ahora mismo en mi coche suena la Danza Kuduro y yo llevo gafas de chicas-. Dale a tus caderas papasito. 

Enarco una ceja y la fulmino con la mirada, pero no se ve, porque llevo puestas unas gafas de Channel enormes con montura blanca y totalmente femeninas. En mi coche, escuchando la Danza Kuduro. 

Consejo de estudiante universitario número tres: nunca tengas en una de tus dos carreras tan solo dos amigas chicas sin carné de conducir que parezcan unas borrachas incluso cuando no van bebidas. 

-Me siento muy violado ahora mismo -comento, haciendo una mueca y mirándome en el retrovisor-. Que puta tristeza de vida. 

Clara se asoma por entre los dos asientos delanteros y me dice:

-Te queremos.

Consejo de estudiante universitario número cuatro: nunca tengas en una de tus dos carreras sólo dos amigas tías que no saben conducir con una ebriedad perpétua y que una de ellas sea más rica, más pija y esté más pirada que la Paris Hilton. 

Anne asiente desde el asiento del copiloto.

-Eres nuestro chico favorito, y lo sabes -me guiña un ojo. 

Consejo de estudiante universitario número cinco: nunca tengas en una de tus dos carreras solo dos amigas tías incapacitadas para el manejo de vehículos a motor con una tara cerebral cuando la otra de las dos se cree que es Liz Taylor y tu James Dean. 

Las dos se ponen a bailar, ahora suena la canción ésta en portugués que todo el mundo canta y baila sin saber que habla de follarse tías de forma muy machista. No se como narices les he dejado poner ese USB en mi coche. Era un pen que ponía: Canciones para Fiesta Cumple Bea. Debía haber supuesto que en realidad se llamaba: Mierda para bailar borrachas en discoteca cani. Pero ahora ya es demasiado tarde, no hay vuelta atrás. Estoy condenado a sufrirlas a ellas, a su música y a sus gafas de tía durante los próximos veinte minutos.

Consejo de estudiante universitario número seis: nunca tengas en una de tus dos carreras dos solo dos amigas tías que han suspendido el examen de conducir más de cuatro veces y se las presentes a los amigos de tu otra carrera que, además, son peores que ellas en el concepto de estabilidad mental.

Clara se está poniendo bien la coleta. Es así rubia, de ojos verdes, bastante menuda. Pero es guapa, y muy pija. Pija de las de dinero desperdiciado en mucha ropa a grandes cantidades. Me cae bien, pero está como una puñetera cabra. 

-¿Cuanto falta? -Me pregunta.

Yo no le contesto. 

-¡Claraaa es la de pasado pisado!

No, dime que no es electro latino, por favor. Electro latino no, en mi coche, yo con gafas de chica. Voy a pegarme un tiro. Adiós dignidiad. Ciao amor propio. Au revoir años de entrenamiento intelectual. Ya está, mi muerte neuronal ha llegado. Es el apocalípsis. 

La cantan, Anne la más motivada.

Anne es tan alta como yo, sobre el metro setenta. Digo sobre porque no me gusta admitir que soy tan bajito. Así que le concedo a ella unos centímetros imaginarios de más. Es de Bulgaria, su madre vino aquí en una compañía de teatro hace cien años o más y se quedó a vivir por éstos lares. Ella estudia Arte Dramático por las mañanas en una academia especial, le dan un título homologado y todo si acaba los cursos, así que es una cosa seria. Es morena, ojos negros, y es una mezcla entre moderna y pija extraña. También me cae bien, pero me agota la paciencia constantemente. 

En realidad, las dos suelen llegar a los límites de mis nervios. ¿Que por qué las quiero? Bueno, tengo debilidad por la gente inestable mentalmente, será cosa de familia. 

Están cantando electro latino en mi coche, creo que me voy a estampar contra la próxima señal de Ceda el Paso para acabar con el sufrimiento. Yo si no bebo no puedo bailar ésto. 

-¡Y me dejaste solito y desolaaadooo! 

Las dos corean, a la vez, bailando. Anne me quita las gafas de sol y me pone las de Clara. Son unas Ray-Ban convencionales, pero de montura rosa. Mi coche suena a discoteca de mierda y yo parezco sacado de Pricilla Reina del Desierto. Ésto no puede ser más degradante. 

Consejo de estudiante universitario número siete: Nunca tengas en una de tus dos carreras sólo dos amigas tías con más de seis avisos de peligrosidad máxima en prácticas de autoescuela, con una tara mental preocupante y un gusto por la fiesta desproporcionado que, para colmo, son las mejores amigas del mundo. 

Nunca.

Jamás.

Y te daré un consejo final: ni en tu momento de mayor borrachera más fumada se las presentes a tus amigos de la otra carrera con todavía más taras que ellas. Porque se harán íntimos.

Y ya, para acabar: nunca, sobre tu cadáver, le hables de ellas a tu madre psicótica. Si lo haces, lo más seguro es que quiera conocerlas. Y si en una enagenación mental tuya fruto de alguna malobrada resaca se las presentas, probablemente las adore. 

Y entonces te encontrarás en un coche, con unas gafas rosas y ellas dos balando canciones que afectan gravemente al rendimiento cerebral rumbo a ver a tu madre. Y serán los momentos más horribles de tu vida. Y se te quedarán gravados en tu mente como trauma.

Y no se irán. Jamás. 

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