lunes, 29 de octubre de 2012

He invitado a Nora a pasar la Nochebuena en casa. Bueno, la post-Nochebuena. Danny me ha estado dando la paliza hasta que no he podido más y ella ha accedido. Así que aquí estamos, los tres, callados, sin decir nada. Danny y Nora se están observando, atentamente, ambos. Danny es de los que esperan que la gente se interese por él, mi novia es una tía que pasa olímpicamente del noventa por ciento de la población mundial, así que ésto puede salir o muy bien o muy mal. Aunque si partimos de la premisa de que todas las chicas con las que he estado le han parecido a él muy poca cosa o unas retrasadas insoportables, yo diría que mucho peor no puede ir. 

Así que a la derecha tenemos a Nora, con su metro setenta y uno de estatura, sus cincuenta y tres kilos de peso, unas pintas algo hipsters y una mala hostia mayor que la de mi madre. Y a la izquierda, en la banda contraria, está Danny, que ostenta el metro ochenta y siete, pesa unos setenta y algo, viste como si acabase de salir de un anuncio de Hugo Boss y adora sacar de quicio a todo ser humano o animal que haya sobre la faz de la tierra.

Luego estoy yo, en medio, con un metro setenta, el mismo peso que mi novia, una estructura raquítica y una exasperación evidente. 

-Bosco me ha dicho que eres una arpía de buena condición.

Estados Unidos ha lanzado la primera bomba. La Guerra Fría amenaza con destrucción mundial de carácter nuclear. 

Nora lo mira, de arriba a abajo, y enarca una ceja. Esa expresión puede decir dos cosas: o bien se está preguntando qué narices le acaba de preguntar, o bien está buscando una respuesta ingeniosa a la par de punzante. 

-Digamos que soy una hija de puta con gracia. Si quieres que seamos algo más francos y menos educados -le contesta. Ha elegido la segunda opción, lo suponía. 

Danny sonríe, la cosa va bien. 

Cuando tuve a mi primera novia, Carla, Danny no soportaba sus pintas de hippie perroflauta. Luego llegó Silvia, era de nuestro colegio pero de otra clase, y Danny consideraba que pertenecía a una estirpe de gente estúpida muy por debajo de mis posibilidades. Luego llegó Andrea, a Danny nunca le gustó, me decía que tenía la tontería de Silvia incrementada por un alarde de superioridad mental infundado. Y, visto con perspectiva, no le faltaba razón. Supongo que el hecho de que Nora no le lama el culo como las dos anteriores o no le intente dar lecciones de moralidad para con su dinero como Carla, hacen de ella una buena candidata para su aprobación.

-Me preguntaba como pensabas impresionarme. Yo soy lo equivalente a una mejor amiga forever: o te acepto, o meto mierda de ti. ¿Te gustaba ir al grano, no?

Y Nora, lejos de exaltarse, ofenderse o sentirse mal, va y le suelta, en un tono muy de ella:

-Cuando te implantes tetas me vienes con amenazas ¿necesitas que te lo explique o quieres un croquis?

Cualquier persona normal interpretaría ésta situación como algo desastroso, como una rivalidad al extremo entre mi mejor amigo y mi novia. Pero, como siempre he dicho, mi vida nunca ha sido muy normal y la gente con la que me muevo menos. Así que, lejos de todo pronóstico habitual, Danny empieza a reírse de lo lindo, pero no de forma sarcástica, se ríe de verdad. Se ríe hasta llorar, se le saltan un par de lágrimas y todo. Entonces, cuando puede contener las carcajadas, mira a Nora y le dice:

-¡Qué buena! 

Y mi novia sonríe con total naturalidad, asiente y le contesta:

-De las mejores que verás. 

Así, porque es muy modesta también. 

Danny asiente, satisfecho, y me mira. Me asiente. Luego mira a Nora y me vuelve a mirar a mí. Asiente. 

-Empieza bien ¿eh? 

Y yo le contesto, hasta los huevos de que mi mejor amigo sea un subnormal y encima mi novia le siga el rollo en sus gilipolleces:

-Te dije que ésta vez era bien. 

Danny mira a Nora. Creo que es la primera vez que no lo he visto con cara de querer suicidarse al ver a una novia mía. Bueno, con Carla tenía cara de querer asesinar a alguien, pero en su defecto vienen a ser expresiones de hastío, tedio, aburrimiento o rechazo. Con Nora no. Danny la mira asintiendo, aprobando, eso significa que le gusta, y eso quiere decir que no me recalcará cuarenta mil veces las muchas opciones mejores que puedo tener en la vida. Y eso, te lo juro, es un descanso que te cagas. 

-En fin, vamos a empezar bien, que no me caes mal por el momento -Danny siempre recalca que todo es por el momento-. Soy Daniel, Danny para los colegas, amorcito para Bosco, capullo para mi esposa, la cual me lo llama muy a menudo. Es un placer. 

-Yo pienso que eres un capullo hasta que me demuestres lo contrario -le contesta ella, sin cortarse. Porque pídele a Nora que se corte y la que cortará contigo será ella-. Pero un capullo con gracia, todo sea dicho. Yo soy Nora, Nora para los amigos, Nora para Bosco y Nora para ti. Siempre Nora. Y no se si es un placer, pero encantada de conocerte. 

Y Danny se vuelve a reír, y le aplaude, algo que hace pocas veces. Se levanta del sillón, le da la mano y luego me da unas palmaditas en la espalda. 

-Como me alegro, tío -me dice, fingiendo estar emocionado-. Al final te has pillado a una con más de media neurona. Creí que nunca viviría éste momento tan bonito.

-Vete a la puta mierda -le suelto.

Danny, como suele hacer, pasa olímpicamente de lo que yo le acabo de decir. En lugar de hacerme caso, me da un abrazo paternal, agachándose para estar a mi altura dado que estoy sentado, y luego apoya sus manos sobre mis hombros y me mira. No me preguntes como coño hace para llorar de mentira, pero el caso es que el cabrón está llorando en falso. 

-Ay, Bosco. Qué orgullosa va a estar tu madre cuando la conozca. 

Y es ahora cuando me doy cuenta de la cruda realidad: sí, Nora es lista, y es guapa, y es retorcida, y tiene una mala leche que te cagas, y antes se suicida que callarse las perlas que suelta por la boca. Eso es lo que ha visto Danny, es lo que le ha gustado de ella. Por ese tipo de cosas es por las que me está dando la enhorabuena. Y por su carácter me augura una aceptación, también, por parte de mi madre.

Y no le falta razón, tiene toda la pinta de ser así.

Y eso me da un miedo que te cagas. Creo que se aproxima mi apocalipsis. 


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